ENTREVISTA A GEMMA ROMERO, COACHING EMOCIONAL - Centro de Negocios en Mataró 1

ENTREVISTA A GEMMA ROMERO, COACHING EMOCIONAL

Gemma Romero que lleva tres años confiando en Cenema Centre de Negocis, ha pasado por todas las modalidades. 

“Sólo me ha faltado alquilar un trastero pero también lo miré”.

Mi nombre es Gemma Romero y me dedico a la educación emocional a través de sesiones personales y de formaciones grupales para personas adultas. Tanto unas como otras siempre son para adultos.

El nombre de mi empresa es Coaching iemocional y tengo una página web que es coaching-iemocional.com donde podéis ver un montón de cositas que voy subiendo e información de las formaciones que hago. Estamos además en LinkedIn, en Instagram, en Facebook… en todas las redes, pero si te digo la verdad, lo que más funciona y con lo que más a gusto me siento es con hablar con la gente, contactar directamente con las personas y que me lleguen contactos y sesiones de lo que la gente conoce de mí por el boca a boca.

Me contactan sobre todo porque ya tengo una red y me recomiendan.

¿Qué es la inteligencia emocional?

Es la capacidad que tenemos las personas de gestionar nuestra vida. Desde bien pequeñitos nos enseñan en el cole y en casa, que la inteligencia importante es la que está en la cabeza, las matemáticas y la memorización  y, al menos hasta mi generación no se educaba para saber gestionar las emociones o para saber enfrentarse a momentos de duelo, de miedo o de alegría y me he dado cuenta y he aprendido con el tiempo que eso es imprescindible y que lo necesita todo el mundo. Da igual a lo que te dediques, da igual si eres mamá, papá o no lo eres, da igual si tienes responsabilidades o no, da igual si tienes un puesto de mucha importancia en una empresa o si te dedicas a ser ama de casa. Todo el mundo necesita saber gestionar su vida. Es el fundamento de tu autoestima, de saber valorarte a ti mismo o saber poner límites cuando los tienes que poner, de saber decir dejo esto atrás y empiezo algo nuevo, de poder emprender y soltar relaciones que no nos son beneficiosas y al final no te dan la vida que tú quieres tener.

Yo soy muy consciente de que esto dura un tiempo. Esto no es eterno. Entonces el mantra es, que cuando llegue tú último momento puedas decir: “me ha valido la pena”.

Mi trabajo consiste en acompañar a la gente en momentos de su vida que sienten que están perdidas o que necesitan hacer un cambio y no saben bien cómo hacerlo.

Lo hacemos mediante un proceso personal, una hora a la semana, y en estas sesiones vamos trabajando cosas. Cada persona necesita trabajar algo distinto.

No todo el mundo necesita un proceso personal pero sí todo el mundo necesita hablar y aprender a gestionarse emocionalmnete. Ahí es donde entra la otra parte, que son las formaciones grupales, en las que tratamos temas como puede ser la autoestima o el liderazgo o los juegos emocionales, que son la toxicidad de las personas, y lo hablamos de una manera no enfocada en el caso personal de cada uno, pero que nos ayuda a aprender acerca de ello y a descubrir si, por ejemplo, yo soy tóxica o si tengo una baja autoestima.

Están las personas que ya se han dado cuenta de que hay algo que tienen que cambiar haciendo un proceso personal, y las personas a las que, o les gusta este tema o se están dando cuenta de que estos temas son importantes para la vida y, aunque no necesiten un proceso, sí que saben que tienen cosas que aprender. De las formaciones grupales sale muchísimo porque se comparte con las otras personas experiencias de vida que realmente luego sí que te hacen falta.

Estas 3 últimas semanas en la sala de actos del centro, hemos seguido con las Tardes de Bienestar de todos los viernes, trabajando un nuevo tema: Las Creencias. En este bloque hemos explicado qué es una creencia, cómo se construyen las creencias, los prejuicios y qué creencias nos limitan en la vida y qué podemos hacer para deshacernos de las que ya no nos sirven. Hemos aprendido nuevas herramientas, alternativas, que sí nos sirvan ahora en la vida adulta y en las circunstancias en las que vivimos. Eso es algo que a priori no te lo planteas, pero si en una formación lo encuentras, te hace pensar.

En la primera sesión repartí unas tarjetas y pedí que escribiesen de qué querían hablar y qué temas les parecía que eran interesantes. Para algunas personas era la autoestima, el valor personal, el liderazgo, etc. Yo recogí todas esas inquietudes y a partir de ahí he creado las formaciones de los viernes. Por ejemplo, hemos estado cinco viernes hablando de la autoestima, haciendo ejercicios prácticos para potenciarla, y hemos cerrado el año con la parte de creencias. Es una cosa dinámica y se realiza a medida que lo pide la gente. Nos sentamos en círculo. No es una formación en la que me escuchas y ya está. Ahí la gente comparte (si quiere) y yo soy la primera que aprendo y entre todos vamos construyendo la formación. Todos vuelven y vuelven con un amigo.

¿Pueden asistir a una clase para ver si están interesados?

Sí. Yo creo que si lo prueban, se enganchan. Cada semana viene alguien nuevo y cada semana explico qué hacemos aquí. Siempre digo lo mismo: “Quédate esta hora, vívela y si te gusta, vuelve”. Y vuelve todo el mundo. Es cuestión de dar ese pasito. Depende mucho de que la persona tenga esa inquietud. Es importante que la gente tenga ganas. Vamos con mucha prisa y la gente no se para hasta que llega a cierta edad y se pregunta “qué está haciendo con su vida”. O hasta que llega una pandemia mundial, te encierras en casa y te preguntas acerca de lo que te rodea, a qué te dedicas o a qué dedicas tu tiempo.

La gente tiene una vida brutal. No tenemos ni idea del infierno o de la maravilla que está viviendo la persona que tienes al lado, o de las oportunidades que les surgen.

¿Te implicas emocionalmente?

Es como viajar todos los días a otro país, a otra cultura o a otro mundo. Me implico, evidentemente, pero en mi formación he aprendido a no llevarme el trabajo y las historias de mis clientes a casa porque si no, yo no podría hacer bien mi trabajo ni tampoco podría vivir mi vida. Sí que es verdad que me han contado historias de lo peor que te pueda venir a la mente y se te pone la piel de gallina y sí que te vas a casa pensando qué fuerte, pero tienes que salir, empatizar, que significa “entiendo lo que te pasa pero también sé salir para poderte ayudar”. Aprendes a ponerte una barrera protectora. Escuchando historias también es verdad que poco a poco te vas desensibilizando. A mí personalmente me ayuda muchísimo para valorar mi vida y para valorar lo que tengo. En cada sesión siempre se lo digo a la persona que tengo enfrente: “Tú vas a cambiar, pero yo voy a cambiar contigo”.

¿Cómo empezaste en esto del coaching?

Yo creo que lo llevo dentro de toda la vida. Siempre me ha venido la gente contando sus cosas y yo les ayudaba a través de mi experiencia. Me di cuenta hace siete años, que quería ayudar a la gente que se me acercaba, de una manera más objetiva, teniendo herramientas oficiales. Estudié coaching conductual durante dos años y posteriormente inteligencia emocional dos años más, con la idea de acompañar a mi gente. A medida que iba estudiando me di cuenta de que toda la vida me había gustado la psicología, la sociología, que toda la vida he tenido la curiosidad de por qué la gente nos comportamos como nos comportamos y hacemos lo que hacemos y, aunque tenía un gran trabajo en una empresa multinacional, cobraba muy bien y con 30 años tenía la vida absolutamente solucionada, decidí que no quería morirme sin intentar hacer otra cosa.

Tuve la oportunidad en su momento y dije: “voy a ver qué pasa”. Y de momento está pasando. Estoy muy contenta con la decisión que tomé aunque trabajar en servicios como autónoma es trabajar con la incertidumbre. La tienes que integrar en tu vida y eso a mi me ha costado, pero es muy enriquecedor y pienso que el tiempo que dure, bueno va a ser. Si es mi profesión para lo que me queda de vida, genial y si algún día termina, lo habré disfrutado muchísimo. Yo no le pongo tope.

¿Qué fue lo que te impulsó a buscar un despacho en un centro de negocios?

La primera vez que vine aquí fue porque yo estaba haciendo las prácticas de coaching y tenía que hacer la sesión un sábado por la mañana con la persona y, en el centro de coaching donde yo estudiaba no podía hacerlo. Tuve que buscar un sitio donde poder estar con esa persona. No me apetecía ir a una cafetería porque me gusta que las cosas sean un poquito más serias y formales. Entonces encontré Cenema en Google y las cosas que vi me gustaron. Antes de reservar vine para ver el sitio para ver si el ambiente era algo que tenía que ver conmigo y reservé e hice una hora estando en prácticas. Ese día me gustó mucho este sitio y empecé a trabajar aquí. Fui a visitar otros centros de coworking aquí en Mataró y ninguno me gustó tanto como este.

¿Qué destacarías de nuestro centro de negocios?

La propia estética del sitio me parece bonita y moderna. Es un ambiente minimalista pero a la vez acogedor. Hay un ambiente que me gusta mucho. Al margen, la gente que trabaja en Cenema son personas super cercanas que te facilitan lo que necesites, son flexibles, etc. Todo son facilidades. Tanto el espacio como el precio de los despachos me gusta. Estoy a gusto y por eso estoy aquí. Cuando mis clientes vienen por primera vez, les encanta el sitio y muchos me dicen que parecen las oficinas de Google.